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Te invito a sentarte en torno a mi mesa y compartir mis cuentos y mi brasero.

Los cuentos son para dormir a los niños y despertar a los mayores.

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Los cuentos nos hacen regresar a nuestra infancia.

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sábado, 2 de marzo de 2013

MOMENTOS PARA EL RECUERDO


Querid@s amig@s;

Hoy toca un homenaje a las manos de mi mamá, esas manos tan habilidosas desde su más tierna edad; es mucha la añoranza que tengo recordando esas interminables tardes en las que juntas acometíamos una labor cualquiera, son muchos los recuerdos que tengo de ella asociados a la aguja, juntas nos animábamos a hacer cosas, a idear nuevas labores con las que impresionar a las amistades y que siempre terminábamos repitiendo para ellas. Son muchos los recuerdos que despierta una madre, son infinidad los momentos imborrables que nos quedan dentro y yo no puedo desvincular de esos recuerdos sus labores de aguja que tanto mi hermana Mari como yo tenemos como relicarios.
Hoy os voy a enseñar sus trabajos desde su infancia, si amig@s, desde la escuela ya despuntaba en ella su afición a la costura y más al bordado. Estas son dos camisas (interiores) que ella bordó estando en la escuela, seguramente que ya pensando en su ajuar, porque tenían las ideas claras, había que preparar ese ajuar desde niñas y eso conllevaba una predisposición a ser previsora y una buena ama de casa, daba caché a la moza casadera el tener su ajuar a punto.

Esta colcha tiene un valor especial para mí, fue hecha en la escuela y si pensamos que mamá nació en el año 1913 y que por esa época estaban en la escuela hasta los 12 años, pongamos que sería por el año 1924-25 más o menos cuando la hizo; está hecha en puro lino, cultivado en el pueblo, elaborado por la familia con todo el trabajo que daba el extraer de la planta las fibras textiles del lino, e hilado por mi abuelita en esas interminables noches de hila al amor de la lumbre, alumbrándose con teas, caldeando la crudeza del invierno en la montaña de León; tejido en los telares de la zona y finalmente bordado por mamá, ahora yo de vez en cuando la utilizo como mantel para lucirla ante mis hijos y nietos y les cuento su historia. Es en los momentos en que yo desgrano ante ellos sus orígenes ya destruidos por un pantano. Esta colcha es el lazo que nos une a nuestras raíces.


Esta cortina también es parte del ajuar que preparó, esta cortina ya conociendo el destino de ella, allá por los años 38-39.

Este trabajo es un cubre pantalla, antaño había unas pantallas para cubrir las bombillas que eran de porcelana y muy de cocina por cierto, y para darles más elegancia en las habitaciones se cubrían con estas telas más o menos bordadas que cubrían el material de la pantalla que aislaba la tela del calor de la bombilla.
 
Este velo de tul también es hecho por mamá aunque en este, el de ella y el de mi hermana también yo puse mi granito de arena, calculo que fue hecho cuando yo tendría entre 12 y 14 años.

De más acá os presento estos delantales de labor, mandiles como les llamaban; como veréis ya tenía ideas de patchwork pero yo no lo llamaría así, era necesidad, era carecer de muchas cosas, había que apañarse con lo que se tenía a mano y que seguro era reciclado. Le puso dos botones para sí la labor era grande guardarla con facilidad y un bolsillo interior para siempre tener a mano las tijeras por qué no se a vosotras pero a mí siempre hay que bucear para encontrarlas en el fondo y siempre son las ultimas en aparecer, lo bordeó con unos piquitos de ganchillo.



Este camisón también lo hizo y como se estilaba antes había que tenerle reservado para sí una caía enferma y la visitaba el médico, como veis está bien conservado por que gracias a Dios el médico la visitó poco.
De más acá tenemos muchas labores hechas por ella, sobretodo ganchillo, en otra ocasión en que la añoranza me machaque os enseñaré más.
Tuve la gran suerte de tener una madre que siempre compartió mis aficiones ¿o yo las suyas? Con la que congenie en todo y que disfrutábamos con una aguja entre las manos, eso hace que la unión sea más estrecha. No termina ahí la cosa, me tocó en suerte y di con una suegra de idénticas aficiones y eso nos unió mucho, tanto es así que yo heredé sus revistas de labores, sus agujas de punto (el punto era su pasión y hacia verdaderos prodigios tricotando) y un montón de muestrarios de ganchillo; tengo pendiente recopilarlos todos y hacer un blog (especie de libro) costurero en su memoria, se lo merece. Esto me queda pendiente así como un ordenador para las agujas de punto que son muchas y prometo enseñároslo.
Por hoy ya finalizó mi momento añoranza y os mando un besote a tod@s.

5 comentarios:

  1. Hola, enhorabuena por conservar todos esos tesoros que hizo tu madre, y sobre todo por tener tan lindo recuerdo de ella. De pequeñas no nos damos cuenta de lo afortunadas que somos de tenerlas, de aprender con ellas y de recibir incondicionalmente su amor. Es cuando nos hacemos mayores y tenemos nuestros propios hijos, cuando sabemos valorar completamente todo el esfuerzo que ella hizo por toda su familia.
    Un saludo, Pilar.

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  2. Qué bien que guardes esos tesoros!!Muchas labores distintas pero todas hechas con tanto amor...!Se merece todo lo que piensas hacer!
    Un beso

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  3. Que tesoros, porque es eso tesoros,como trabajaban nuestras madres desde niñas y que bien lo hacianLleyendo tu entrada,como me recordabas a mi madre, ella todavia vive, con 91 años y alzheimer, pero era así como la tuya .
    un bso.

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  4. Que maravilla de trabajos, son unos recuerdos preciosos, la verdad es que nuestras madres y abuelas tenían unas manos de oro, solo hay que ver las cosas que hacian.
    Un besazo guapa

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  5. Hola Mirva. Pocas veces he sentido la satisfacción que he tenido hace un ratito al hacerme tu seguidora.
    Los recuerdos son una mezcla de añoranza y tristeza. Yo perdí a mis padres muy joven pero lo que viví con ellos fue tan intenso que todavía me duele recordarlo.
    Una entrada preciosa. Nos has enseñado unos auténticos tesoros.
    Bss.
    Mercedes.

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