Querid@s amig@s;
Hoy toca un homenaje a las manos de mi mamá, esas manos tan
habilidosas desde su más tierna edad; es mucha la añoranza que tengo recordando
esas interminables tardes en las que juntas acometíamos una labor cualquiera,
son muchos los recuerdos que tengo de ella asociados a la aguja, juntas nos animábamos
a hacer cosas, a idear nuevas labores con las que impresionar a las amistades y
que siempre terminábamos repitiendo para ellas. Son muchos los recuerdos que
despierta una madre, son infinidad los momentos imborrables que nos quedan
dentro y yo no puedo desvincular de esos recuerdos sus labores de aguja que
tanto mi hermana Mari como yo tenemos como relicarios.
Hoy os voy a enseñar sus trabajos desde su infancia, si
amig@s, desde la escuela ya despuntaba en ella su afición a la costura y más al
bordado. Estas son dos camisas (interiores) que ella bordó estando en la
escuela, seguramente que ya pensando en su ajuar, porque tenían las ideas
claras, había que preparar ese ajuar desde niñas y eso conllevaba una
predisposición a ser previsora y una buena ama de casa, daba caché a la moza
casadera el tener su ajuar a punto.


Esta colcha tiene un valor especial para mí, fue hecha en la
escuela y si pensamos que mamá nació en el año 1913 y que por esa época estaban
en la escuela hasta los 12 años, pongamos que sería por el año 1924-25 más o
menos cuando la hizo; está hecha en puro lino, cultivado en el pueblo, elaborado
por la familia con todo el trabajo que daba el extraer de la planta las fibras
textiles del lino, e hilado por mi abuelita en esas interminables noches de
hila al amor de la lumbre, alumbrándose con teas, caldeando la crudeza del
invierno en la montaña de León; tejido en los telares de la zona y finalmente
bordado por mamá, ahora yo de vez en cuando la utilizo como mantel para lucirla
ante mis hijos y nietos y les cuento su historia. Es en los momentos en que yo
desgrano ante ellos sus orígenes ya destruidos por un pantano. Esta colcha es
el lazo que nos une a nuestras raíces.



Esta cortina también es parte del ajuar que preparó, esta
cortina ya conociendo el destino de ella, allá por los años 38-39.
Este trabajo es un cubre pantalla, antaño había unas
pantallas para cubrir las bombillas que eran de porcelana y muy de cocina por
cierto, y para darles más elegancia en las habitaciones se cubrían con estas
telas más o menos bordadas que cubrían el material de la pantalla que aislaba
la tela del calor de la bombilla.

Este velo de tul también es hecho por mamá aunque en este,
el de ella y el de mi hermana también yo puse mi granito de arena, calculo que
fue hecho cuando yo tendría entre 12 y 14 años.
De más acá os presento estos delantales de labor, mandiles
como les llamaban; como veréis ya tenía ideas de patchwork pero yo no lo
llamaría así, era necesidad, era carecer de muchas cosas, había que apañarse
con lo que se tenía a mano y que seguro era reciclado. Le puso dos botones para
sí la labor era grande guardarla con facilidad y un bolsillo interior para
siempre tener a mano las tijeras por qué no se a vosotras pero a mí siempre hay
que bucear para encontrarlas en el fondo y siempre son las ultimas en aparecer,
lo bordeó con unos piquitos de ganchillo.
Este camisón también lo hizo y como se estilaba antes había que
tenerle reservado para sí una caía enferma y la visitaba el médico, como veis
está bien conservado por que gracias a Dios el médico la visitó poco.
De más acá tenemos muchas labores hechas por ella, sobretodo
ganchillo, en otra ocasión en que la añoranza me machaque os enseñaré más.
Tuve la gran suerte de tener una madre que siempre compartió
mis aficiones ¿o yo las suyas? Con la que congenie en todo y que disfrutábamos
con una aguja entre las manos, eso hace que la unión sea más estrecha. No
termina ahí la cosa, me tocó en suerte y di con una suegra de idénticas
aficiones y eso nos unió mucho, tanto es así que yo heredé sus revistas de
labores, sus agujas de punto (el punto era su pasión y hacia verdaderos
prodigios tricotando) y un montón de muestrarios de ganchillo; tengo pendiente
recopilarlos todos y hacer un blog (especie de libro) costurero en su memoria,
se lo merece. Esto me queda pendiente así como un ordenador para las agujas de
punto que son muchas y prometo enseñároslo.
Por hoy ya finalizó mi momento añoranza y os mando un besote
a tod@s.